La marcha del pasado 10 de agosto en Moscú se convirtió en la más grande de los últimos siete años en Rusia. Se especula con una asistencia de entre 50 y 60 mil personas.
La mayoría de las últimas movilizaciones no fueron autorizadas -hay que recordar que en la Rusia de Putin hay que sacar un permiso con el gobierno para realizar manifetaciones- mientras que una fue coordinada con las autoridades.
Mientras se producen decenas de arrestos como en cada manifestación opositora al gobierno de Rusia Unida, se intentó tambien evitar que hablasen en el acto los oradores. En una de las últimas manifestaciones no autorizadas se arrestaron a casi 3000 personas. Mientras tanto, y aunque parezca extraño, una gran masa de personas asistió a la manifestación autorizada por el gobierno que organizó el Partido Comunista de la Federación Rusa (KPRF, por sus siglas en ruso). Según el lider del KPRF, Guennadi Ziuganov, ellos no tomarán parte de las manifestaciones ilegales organizadas por liberales.
Por el momento las protestas siguen teniendo un carácter localizado, es decir concentradas principalmente en Moscú. Habrá que ver cómo evoluciona este descontento que es cada vez mayor y con más atrevimiento a cuestionar que antes.
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