Durante las protestas por el #BlackLivesMatter en Washington DC, manifestantes pintaron e insultaron al monumento a las "víctimas" del comunismo. Un monumento cuyo único fin es propagandístico y para insertar en el sentido común odio hacia la ideología del proletariado. El monumento, como en otras partes del mundo, fue impulsado por la organización Memorial, una organización ultra-reaccionaria que tuvo un improtante rol en la consolidación de un pensamiento conservador primero en la URSS y luego en otros países del mundo, siempre apoyados y aplaudidos por los EEUU.
La organización Memorial dice llevar adelante estadísticas de las "atrocidades" del comunismo, pero entre ellas cuenta hasta las muertes naturales en países socialistas como muertos "por el comunismo". Tan así, que la propia organización ni siquiera esconde su arbtirariedad. Hace pocas semanas, la organización declaró públicamente que añadirían a sus estadísticas "todas las muertes por CoVid en el mundo". Sí, como leyeron: las decenas de miles de muertos en EEUU no se deben a las políticas de Trump según Memorial, sino "al comunismo", las muertes en Brasil no son resultado de las políticas de Bolsonaro, sino "del comunismo". Interesante perspectiva que anula el hecho de que en los países socialistas las muertes por Covid están siendo por lejos menores que en cualquier país capitalista.
Un aplauso a la rebelión norteamericana. Un aplauso por su coraje en todo sentido, por levantarse contra el mayor poder policíaco-militar del mundo sin sentarse a discutir "correlación de fuerzas", un aplauso por desafiar toques de queda, por hacer lo impensado, y ahora también por comenzar a despojarse de las rémoras de la propaganda imperialista.
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