En estos últimos días se estuvieron cerrando las discusiones por la reforma constitucional cubana. El primer borrador que circuló públicamente sorprendió a propios y extraños con varios cambios (algunos progresivos y otros regresivos), y en particular dejó a muchos con ciertas dudas al ser eliminado el artículo de la constitución en la que decía que el objetivo de Cuba era "construir el comunismo". De hecho, tal palabra no aparecía en el borrador, significando para muchos la capitulación de los funcionarios cubanos.
Si bien en la versión final de la Constitución aún quedan algunos extraños grises que habrá que analizar, el hecho para destacar es que el propio pueblo cubano en las consultas populares obligó a reinsertar el artículo en el que se declara como objetivo de la sociedad cubana construir el comunismo. Lo destacable es, por un lado, que queda claro que el pueblo cubano sabe de lo que habla, que podemos tener esperanzas en las nuevas generaciones de jóvenes de la isla. Por otro lado, resulta fundamental destaca la enorme diferencia entre la democracia socialista y la democracia burguesa. Es decir, ¿En qué país capitalista sería siquiera soñable poder modificar párrafos de la Constitución?
Aún queda mucha tela por cortar y debates para dar: ¿Es el reconocimiento de ciertas formas de propiedad privada una capitulación? O por el contrario, ¿Se trata de un proceso nepista, o de avance hacia un socialismo de mercado estilo Vietnam o China? (Con todos los debates consiguientes respecto del caso Chino). Pero algo es claro: con el pueblo cubano no se jode. Esperemos que las nuevas generaciones sepan profundizar la revolución cubana.
¡Viva la Cuba socialista!
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