Es a raÃz de la relectura de un simple párrafo de Lenin lo que me disparó sentarme a escribir este breve comentario. El artÃculo "ha de leerse en su contexto", es decir, repetirlo de memoria sin comprender el proceso en el cual está inserto te priva de exprimir completamente todo cuanto puede adquirirse como aprendizaje.
Ahora bien, con la excusa de "contextualizar" a los clásicos, cientos de ¿pensadores? que se pretenden marxistas se encargan dÃa y noche de desviar las conclusiones revolucionarias de todo cuanto se puede aprender de ellos. No pocas veces ante las palabras "revolución" y "socialismo" estos "marxistas" responden automáticamente, casi como accionados por un mecanismo impulsor, la simple frase "hay que contextualizar". De allà proceden sin escalas por un sinuoso camino de argumentaciones hasta llevarte a un destino el cual jamás pisó pisó ni Lenin, ni Marx, ni ningún clásico.
Con la excusa de "contextualizar" y "no dogmatizar", parten a explicar que Lenin produjo su obra en una coyuntura totalmente diferente -lo cual es cierto- pero que por eso no se puede aplicar dogmáticamente cuanto produjo... Dicho asÃ, serÃa cierto... La cuestión está en que quienes sostienen esto desde lo discursivo, en el terreno de la práctica concreta lo que buscan es no aplicar lo que produjo.
Vayamos al ejemplo que me disparó esta necesidad de escribir: Contexto: Ya ha acontecido la Revolución de Febrero, y nos topamos con el Gobierno Provicional, encabezado por Kerenskiy (socialrevolucionario).  Kornilov intenta un Golpe de Estado contrarrevolucionario contra el Gobierno Provicional. Frente a esto, los bolcheviques se alÃan con los socialistas para impedir el Golpe.
Lenin escribe: "Ni ahora debemos apoyar al gobierno de Kerenskiy. Esto equivaldrÃa a no tener principios. ¿Cómo, nos preguntarán? ¿Entonces no hay que combatir a Kornilov? ¡Claro que sÃ! Pero no son las mismas cosas: hay un lÃmite entre las dos, lÃmite que algunos bolcheviques rebasan al ceder al "espÃritu de la conciliación" y dejarse arrastrar por el curso de los acontecimientos. Hacemos y seguiremos haciendo la guerra contra Kornilov, igual que las tropas de Kerenskiy; pero no apoyamos a Kerenski, al contrario, ponemos de manifiesto su debilidad. (...) Y es necesario hacer contra Kerenskiy,sin perder un momento, más bien una agitación indirecta que directa, exigiendo una lucha altamente activa y verdaderamente revolucionaria contra Kornilov."
Me tomé la libertad de destacar algunas partes del fragmento para hacer más fácil su comprensión por quienes lo lean y más evidente la tergiversación de quienes instan a "contextualizar". ¿Qué quiero resaltar con este fragmento? En lineas generales: la situación argentina actual.  Muchos perdidos instan a no criticar nada del kirchnerismo porque "el enemigo es Macri, no hay que confundirse". Ahora bien, tomemos la experiencia de Lenin: Kornilov era el enemigo claro: la contrarrevolución en su estado puro. ¿Qué habÃa que hacer? Luchar de manera abierta y sin tregua contra Kornilov. ¿Significaba esto defender a Kerenskiy? No, Lenin es claro: "hay que exigir de él una lucha altamente activa" por medio de la agitación indirecta. Ergo, ¿No habrÃa que ponerse a exigir lo mismo de los sectores kirchneristas que están a la espera de que "venga Cristina y nos salve"? Es claro que esa serÃa la tarea: enfrentar a Macri con todo nuestro arsenal, no dar tregua, pero exigir a los sectores conciliadores y capitulantes la misma entrega a la lucha. Vayamos un paso más allá. Hay quienes sostienen que si el "claro enemigo" ataca al kirchnerismo hace evidente que el kirchnerismo está correctamente posicionado. Una simple falacia que se burla de la comprensión de su receptor. Nuevamente, volvamos a la experiencia de Lenin: ¿acaso creÃa que Kerenskiy estaba correctamente posicionado? Al contrario, bramaba "ni ahora apoyaremos al gobierno de Kerenskiy".
Qué gorila este Lenin, che, ¿No? Adentrémonos un poquito más por este sendero antes de finalizar. Contextualicemos la Argentina pos-triunfo de Cambiemos. El CEO-gobierno no da un sólo respiro a los trabajadores, avanza de ajuste en ajuste y de represión en represión; pero llega al gobierno por medio de las elecciones. Estas, dejaron al descubierto a las claras los lÃmites del posibilismo. Preguntémonos, ¿PodrÃa haber avanzado tan fácil Cambiemos si en vez de tener tantos lÃmites, el "proyecto" hubiese considerado una transformación estructural profunda? ¿HabrÃa habido tantos despidos del Estado si no hubiese sido por la precarización de sus contratos? etc. En este sentido, y tomando una última referencia del mismo simple párrafo, es que veo cuánto podrÃa aprenderse de Lenin, aún contextualizándolo (ahora sin comillas) y sin extrapolarlo dogmáticamente a otra coyuntura. En medio del combate contra el "enemigo claro/la contrarrevolución" (Kornilov/Macri),  los bolcheviques no se dejan engañar: Kerenskiy no es la solución. Por ello mismo Lenin dice: "no apoyamos a Kerenski, al contrario, ponemos de manifiesto su debilidad." ¿No deberÃamos entonces señalar en el contexto actual los lÃmites del posibilismo en una coyuntura la cual ha realizado dicha crÃtica por su propia cuenta?
Creo que esa es nuestra tarea: Combatir sin tregua al CEO-Gobierno, sin dejar de señalar los lÃmites claros que tienen el posibilismo y toda forma de conciliación de clases para desarrollar un programa revolucionario. Habrá un frente de combate directo y "claro", y habrá un frente de combate indirecto, donde la agitación cobre fuerza. No dejemos de combatir en alguno de ellos.
No debemos dejarnos influenciar por aquellos que, disfrazados de marxistas, nos digan que "señalar los errores del reformismo no ayudan en la coyuntura/fortalecen a Macri", o que "hacerlo es no comprender el contexto", "no hay que confundirse de enemigo", etc.
No tengamos miedo a luchar en dos frentes. Seamos crÃticos al analizar. Seamos audaces al militar. Seamos como los bolcheviques. Seamos revolucionarios.