No resulta raro encontrarse con artículos como los de la imagen. Al contrario, resulta casi natural abrir las redes y encontrar aliados compartiendo este tipo de titulares que "estarían demostrando" que "hasta ellos tienen que admitirlo". En la actualidad, es curioso observar cómo todo el arco desde el progresismo descafeinado hasta la izquierda de todos los matices no hace más que recurrir a fuentes burguesas de información para justificar sus posturas anticapitalistas.
Es un error común creer que por citar fuentes burguesas que hagan alguna crítica al capitalismo se estaría logrando demostrar a fondo sus contradicciones o se conseguiría “quitarles argumentos”.
Elegimos los artículos sobre Cuba por ser más frecuentes en los ámbitos latinoamericanos. Resulta difícil encontrar defensas a Cuba desde el marxismo pero los argumentos del tipo “UNICEF admite que Cuba...”, o “la ONU reconoce que en Cuba...” abundan como si desde esa postura se fuera a refutar a la burguesía. Cuestionamos ¿Por qué no viralizan con el mismo entusiasmo las noticias si el titular dijese “Intelectual de izquierda reconoce que en Cuba hay mejores índices de vida que en el resto del mundo”?
¿Por qué la misma izquierda recurre con más énfasis a citar a la ONU que a argumentos marxistas?
Creemos con firmeza que la respuesta se encuentra en la derrota en el campo ideológico-cultural de la lucha de clases que el capitalismo nos está asestando. Mucho hablamos de la Batalla Cultural y de crear contra-hegemonía, pero allí donde tenemos que hacerlo, en el plano científico, nos dejamos avasallar y terminamos dando legitimidad a toda fuente burguesa, dejando así intacta su hegemonía cultural. Parafraseando a James Petras, los intelectuales de izquierda parecen enfrascados en una búsqueda desesperada por alcanzar respetabilidad recurriendo a aceptar la jerga científico-burguesa, sus conceptos, y sus construcciones estadísticas.
Hay un brillante artículo de J. Petras que señala la gran tendencia de los intelectuales de izquierda a citar fuentes burguesas. El autor nos dice que es más común leer/escuchar que digan “Esta fuente viene del Banco Mundial”, que la frase “esta fuente viene de un archivo de información propia”. Según Petras, esto se da “porque eso no lo van a aceptar, con lo cual están sosteniendo que la objetividad sólo se puede garantizar citando fuentes burguesas.”[1] Parecería entonces que las fuentes de izquierda son sospechosas, “subjetivas” o les falta autoridad. Los intelectuales burgueses no podrían estar más contentos, no sólo lograron que la sociedad crea que “los intelectuales de izquierda sólo hacen propaganda”, ¡Sino que consiguieron que nuestros propios intelectuales crean dicha afirmación!
Paso a proponer un ejemplo:
Realizando un trabajo de investigación me topé con que los datos del Banco Mundial decían que existía alrededor de un 20% de pobreza en aquel entonces. Ahora bien, a partir de allí tenemos dos caminos: 1) proclamar “el BM dice que hay un 20% de pobreza” y querer esgrimirlo como un argumento anticapitalista, o 2) proceder críticamente y recurrír a verificar uno mismo dicho dato. Cuando lo hice descubrí el gran engaño del BM. La cifra estaba construida a partir de la premisa “la pobreza es por debajo de u$s 1,50”. Es decir, el 20% de la población vivía con menos de u$s 1,50, pero… ¡¿Acaso vivir con u$s 3 no es pobreza también?! ¿Quién puede vivir dignamente con 113 pesos argentinos diarios? ¡Nadie!
Allí está la cuestión, la burguesía construye sus fuentes para que estas les sean favorables, no para que puedan “demostrar su contradicción”. Cito nuevamente a Petras: “ la búsqueda de una fuente burguesa respetable que permite (…) dar alguna legitimidad al Banco Mundial; que si bien es representante del neoliberalismo, tiene cifras interesantes, cifras que nosotros podríamos utilizar contra ellos. Esto es falso. Hay que examinar cómo construyen sus indicadores y desde dónde hablan. Siempre han tendido a minimizar los problemas." [2]
Como estudiantes, como investigadores, los intelectuales de la izquierda debemos quitarnos esos harapientos ropajes del complejo de inferioridad que mostramos frente a los organismos burgueses. Hay que ser claros: la ONU, la OEA, UNICEF, el Banco Mundial, el FMI, todos son organismos burgueses y actúan como tales. No podemos nosotros mismos en forma indirecta contribuir a alimentar su prestigio y legitimidad frente a las masas de trabajadores. Tomemos el ejemplo de Venezuela que abandonó a la OEA con un portazo y al grito de “La OEA es sólo un instrumento imperialista”. Si somos investigadores críticos, orgánicos a la clase obrera, si tenemos aspiraciones socialistas, entonces debemos apostarnos a combatir sin cuartel en la batalla cultural. Es hora de dar menos lugar a citas mecánicas y acríticas de las fuentes burguesas y animarnos a atacarla con nuestras propias armas.
Les instamos entonces, a todos los intelectuales orgánicos, a tomar en sus manos las armas de la crítica (y la crítica de las armas) y a lanzarnos en esta ofensiva cultural. Recuperar la legitimidad de las fuentes de izquierda es un paso decisivo en dirección al socialismo.
[1] Petras, James, Entrevista de enero de 2000.
https://www.rebelion.org/hemeroteca/petras/herramienta190101.htm
[2] Petras, James, Entrevista de enero de 2000. https://www.rebelion.org/hemeroteca/petras/herramienta190101.htm
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