Hay un aspecto del horror de la dictadura militar que ha quedado tapado. Ha quedado desplazado de la escena principal quizás encandilado por la alegría de la vuelta a la democracia que se convirtió en el eje aglutinador de todo intento por conservar la memoria de los 30.000 desaparecidos.
Creemos importantísimo destacar este tipo de estudios que dejan claro y a la vista el carácter de clase que tuvo la dictadura militar. Gráficos como estos desnudan que el "enemigo" en conceptos del Estado Terrorista, eran los y las trabajadoras. Dato que viene de la mano de otro hecho constatado: no eran aleatorios. Esto no fue diezmar a un contingente (es decir, matar uno de cada diez a la azar), acá hubo un plan sistemático de eliminación de blancos considerados "peligrosos" por el bando terrorista (es decir, el Estado). ¿Cómo? Porque la mayoría no eran "simples" trabajadores/as ni estudiantes/as; la mayoría eran delegados de fábrica, eran activistas, eran militantes de partidos políticos, integraban comisiones internas, centros de estudiantes.
Incluso fueron secuestrados-desaparecidos gracias a datos entregados por las propias empresas.
Que esta parte de la historia no sea borrada con el codo.
Los 30.000 murieron por ser trabajadores, murieron por luchar por una sociedad más justa, sin explotadores ni explotados, los 30.000 murieron por el socialismo.
Los 30.000 fueron desaparecidos, porque la dictadura planifició extirpar a la vanguardia popular de la Argentina.
¡30.000 compañeros presentes, ahora y siempre!
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